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14 de marzo de 2013

A quien juzgue mi camino, le presto mis zapatos



Aquí les muestro un fragmento de una de mis películas favoritas: “El indomable Will Hunting”. Video que puede resultar muy interesante a nivel personal y que se puede llevar a nuestro interés educativo.
¿Quién representaría al profesorado y quien al alumnado?... Muchos pensarán: ¡Oh Robin Williams al ser el mayor, debe representar al profesorado, y Matt Damon al alumnado¡
Pues desde mi punto de vista, es todo lo contrario. Creo firmemente que el profesorado tiende a actuar como lo hace Matt Damon al principio de esa película, como pequeños “sabelotodos” que no luchan por ver las cosas desde diferentes puntos de vistas o perspectivas, porque en el fondo creen que siempre tienen la razón y que un alumno/a (“niño/a-mocoso/a) no puede rebatírsela, ya que al no tener casi 30-40 años (mucha más experiencia según muchos) y no tener una carrera, NO SABEN.
Sin embargo, ahí está Robin Williams (nosotros), con nuestra paciencia, nuestros intentos de demostrar al profesorado que dentro del fracaso escolar no tenemos nosotros toda la culpa, intentando hacerles ver que hay más vida detrás de esas paredes, esas clases presenciales, esas listas para contar la asistencia, esa prepotencia que muchos tienen a la hora de dirigirse a nosotros y por tanto en muchas ocasiones esa falta de educación que tanto alardean que debemos tener, esas prácticas que al final consisten en más teoría y trabajos (¿o me equivoco? ¿Cuantos de ustedes al leer la palabra “prácticas” pensó en algo divertido?. Estoy segura que prácticamente todos/as, sólo que ya desde el primer año nos acostumbramos al tostón de siempre.), esa manera de engañarnos diciendo: “La asistencia cuenta”, “El examen es sólo un 20%. Aquí contaremos los trabajos y la participación”... para que al final llegues, participes, asistas a clase y si sacas un 4 en el examen, te catean.

¿Estoy muy loca? Quizás. Pero estoy harta que siempre hablen de cambios, que siempre digan unas cosas y luego al final, demuestren todo lo contrario. Vuelvo a repetir que no generalizo, porque a lo largo de mi vida he tenido MUY BUENOS profesores, y los sigo teniendo. Pero eso no quita, que de 10 profesores (por poner un ejemplo), 6 sean unos incompetentes.

Pero tampoco voy a echarles toda la culpa a ellos (como muchos hacen con nosotros), y tampoco me voy a obsesionar con macharles. Y es que, si quiero que nos escuchen, necesito prestarles nuestros zapatos para que puedan juzgar nuestro camino. Y obviamente, como en el fondo saben que tenemos razón, ellos también pueden prestarnos los suyos, para que echemos un vistazo a su mundo.
¿Entonces?... ¿Qué se supone que debemos hacer ahora?. Les toca a ellos mover ficha. ¿O no?