A continuación, en mis dos últimas
entradas, me limitaré a escribir lo más breve posible y desde mi
más sincera experiencia y punto de vista.
A día de hoy, mi motivación es
mínima y mis ganas de saber lo que quiero y luchar, casi que
también. Quiero cambiarlo. Y me he dado cuenta, que expresándome a
través de este blog, soltando mi “rabia” acumulada contra lo que
no me gusta de la “escuela” y todo lo que ella conlleva (siempre
desde el respeto), y por muchas cosas más, sinceramente he aprendido
a saber que, yo no tengo la culpa (de todo).
Y es que, me he dado cuenta, que en
general, desde pequeños nos enseñan multitud de conocimientos, pero
no nos enseñan a confiar en nosotros mismos. Simplemente se limitan
a enseñarnos a trabajar duro, a sacrificarnos y como no, a aceptar
nuestro destino, los que nos toca y ya está... De manera directa,
indirecta, subliminal... de cualquier forma el mensaje claro que a mi
me llega, es que evitan que soñemos despiertos, y obviamente, que
tomemos las riendas de nuestro propio destino. Me niego a formar
parte de eso, porque si algo no nos gusta, en lugar de aceptarlo
debemos cambiar de dirección. Y es que, la única manera que tenemos
de conseguir nuestras metas, es soñar con lo que queremos y trabajar
para alcanzarlo. No soñar con lo que nos implantan en la cabeza y
trabajar de la manera que nos impongan. La vida y el destino, como
quieras verlo, no funciona así.
Cambien las rutinas, rompan las
reglas. Esa es mi vida.
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